Inflexible y serena al mismo tiempo, Alejandra Blázquez, la jefa de Protocolo de la Comunidad de Madrid, cortó el paso hacia la tribuna para presenciar el Desfile del Dos de Mayo al ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, al que explicó, una y otra vez, y sin perder la compostura ni levantar la voz, que el protocolo mandaba y que no accedería al desfile por esa escalera.
"Tenemos una organización perfectamente establecida", repitió cuantas veces fue necesario, mientras Alberto Núñez Feijóo, jefe de la oposición, o Margarita Robles, ministra de Defensa, accedían sin problemas al escenario principal.
Se trató de la gran escena de tensión que protagonizó de la fiesta del Dos de Mayo, después de que Bolaños se ausentara durante 10 minutos del discurso de Ayuso, y que hizo que finalmente no pudiera seguir el desfile de la Puerta del Soldesde el lugar reservado a las autoridades.
"Le rogamos que cumpla la normativa. La representación institucional está conforme a los establecido. El respeto a las instituciones está por encima de todo", fueron las últimas palabras de Alejandra Blázquez, que se convirtió en una de las grandes protagonistas de la jornada, por el simple hecho de cumplir con su trabajo como máxima responsable de la gestión del Protocolo del Gobierno de la la Comunidad de Madrid.
Alejandra lleva desde 2005, momento en el presidía el Gobierno autonómico Esperanza Aguirre, como jefa de Protocolo en diferentes consejerías de la Comunidad. Antes de aterrizar en el puesto actual en el que permanece desde junio de 2021, desarrolló su labor profesional durante una década en la consejería de Educación, donde coincidió con el actual jefe de prensa de la presidenta.
Durante estos años se ha encargado de la planificación, coordinación y diseño de actividades público-institucionales, así como de organizar visitas, congresos, recepciones, almuerzos o viajes oficiales, además de tomas de posesión de gobiernos de administración autonómica.
Su labor durante estos años no ha pasado desapercibida, de forma que desde Sol aseguran que "nadie conoce como ella en este Gobierno el protocolo. Es respetada y valorada por todas las instituciones desde hace años", y recuerdan que "es una profesional incuestionable y defiende al máximo la institucionalidad, cumpliendo la norma".
Ahora, el anonimato de Alejandra Blázquez, imperturbable junto a la escalerilla de acceso a la tribuna, y con el gesto inquebrantable, pese a la presión del momento y pese a la insistencia los acompañantes a Bolaños, ya forma parte del pasado, después de que impidiera a todo un ministro saltarse esas normas que ella tenía absolutamente claras en su hoja de ruta.