Efectivos de la Policía de Turquía asaltaron varias sedes de medios de comunicación considerados afines al religioso Fethullah Gulen, tales como el diario de gran tirada Zaman o la cadena de televisión Samanyolu TV y detuvieron a 23 personas relacionadas con dichos medios, supuestamente implicadas en una trama para derrocar al Gobierno del presidente Recep Tayyip Erdogan.
Estas redadas suponen una escalada del enfrentamiento entre Gulen y Erdogan, abierto el año pasado con el descubrimiento de un escándalo de corrupción con implicados en el círculo más cercano a Erdogan. "La prensa libre no puede ser silenciada", coreaba una multitud concentrada ante la redacción de Zaman, en Estambul, para defender a su director, Ekrem Dumanli, uno de los individuos a los que intentó detener la Policía.
El propio Dumanli pronunció un discurso retando a los agentes a detenerle; mientras el director de Today's Zaman, la versión en inglés del diario, Bulent Kenes, relataba que los policías les mostraron documentación en la que se cita el delito de "formación de una banda para intentar tomar la soberanía del Estado".
En este golpe fue detenido el presidente de la cadena Samanyolu TV, Hidayet Karaca, en la sede de la televisión en Estambul. Además de Karaca, se ha detenido a un director y a varios guinistas de la cadena; mientras los medios turcos informaban de que se han emitido órdenes de arresto contra 32 personas por su implicación en este caso.
Desde el Partido Popular Republicano (CHP), el principal partido de la oposición, su líder, Kemal Kilicdaroglu, ha denunciado al "gobierno golpista".
Tras su acceso al poder, Erdogan se apoyó en la influencia de Gulen para limitar el poder de los militares nacionalistas, responsables de la caída de cuatro gobiernos desde 1960. Sin embargo, la relación entre ambos ha ido deteriorando hasta culminar en el escándalo de diciembre de 2013, cuando tres ministros de Erdogan tuvieron que dimitir. Erdogan respondió con una purga de jueces, policías y fiscales.
Las redadas contra profesionales de la comunicación eran esperadas, ya que se había informado extraoficialmente de que se iba a detener a unas 400 personas, incluidos 150 periodistas, considerados todos ellos partidarios de Gulen.