Cristina Fernández arrasó en las recientes Elecciones presidenciales argentinas... y una vez digerido el triunfo, algunos medios se han puesto a buscar al verdadero “cerebro” de su reelección. Y es que, si hay alguna verdadera batalla ganada por la mandataria, esa ha sido la del marketing. O mejor, la de la comunicación política.
Según recoge el blog "estoestucumán", los avisos que saturaron la pantalla de la tele, y los afiches que inundaron calles, avenidas y autopistas, son el corolario de una campaña exitosa que combina análisis político con los recursos publicitarios más modernos y eficaces.
Pero, ¿quién es el responsable de semejante política de comunicación? No se trata de Ramiro Agulla, como algunos llegaron a decir, y menos aún de Jaime Durán Barba, el gurú de Pro que primero decretó que “es casi imposible ganarle a una viuda” y luego le sugirió a Mauricio Macri que se bajara de la candidatura presidencial porque su adversario ya había muerto y los datos de la economía hacían inevitable su derrota...
El gran “organizador” fue nada menos que Javier Alberto Grosman, el mismo que organizó las exequías del adversario de Macri, el organizador de los exitosos festejos del Bicentenario, y el que ayudó a transformar en votos la fluida comunicación entre Ella y los jóvenes, sintetizada en la frase “Por siempre Néstor/ Fuerza Cristina“, que inundó las redes sociales y apareció en muchas paredes de la ciudad de Buenos Aires.
Sin embargo, ese mismo hombre que viene trabajando más que duro desde fines de 2010, trabaja bajo el mayor hermetismo, resguardando una fórmula exitosa.
Ex colaborador de Aníbal Ibarra, se sumó al gobierno de la mano de Oscar Parrilli, cuando el secretario General estaba desbordado por las presiones de la mandataria para que los festejos del Bicentenario estuvieran a la altura de los mejores espectáculos del mundo.
Tan vital fue su aportación que hubo un decreto de la propia Cristina, firmado el 30 de diciembre de 2009, que designó a Grosman director ejecutivo de la Unidad Ejecutora Bicentenario de la Revolución de Mayo 1810-2010.
A la hora de organizar las exequias de Kirchner, que según dispuso Cristina debían ser públicas y en la Casa Rosada, Parrilli no dudó: convocó al mismo equipo que le garantizó el éxito en el Bicentenario; y de inmediato se pusieron a trabajaren un evento que tuviera un fuerte impacto visual.
Se sumaron a la tarea un equipo de arquitectas que trabajar con Parrilli y el subsecretario de Medios Alfredo Scoccimarro, que hizo de vínculo con las cámaras que aportó el sistema estatal de medios. Incluso se ubicaron cámaras en las calles, que registraron al detalle la impresionante movilización popular que seguramente pasarán a formar parte de un futuro video que concentre la crónica del adiós al ex presidente.
Uno de los grandes aciertos fue presentar un cajón cerrado de manera que las miradas se concentraran en Cristina. El otro fue la escenografía circular que permitió una más fluida circulación de cámaras y el gran hallazgo fue la posición cenital para tomar imágenes que permitió que el equipo del fotógrafo oficial Víctor Bugge hiciera la lograda toma de Cristina junto al cajón.
Así, de éxito en éxito, el ideador del desfile del Bicentenario, encargado de la conmemoración pública que se organizó en torno al sepelio de Néstor Kirchner, ex funcionario de Aníbal Ibarra, acusado entonces de obtener ganancias privadas a partir de la función público mientras era dueño de una productora artística internacional, se ha llevado otro triunfo al perpetuar por tercera vez consecutiva a un K en el poder.