La campaña para las elecciones presidenciales en Rusia promete ser animada tras la presentación de la candidatura de Ksenia Sobchak, una periodista, presentadora y personaje del mundo del espectáculo, que ha anunciado su intención de competir “contra todos”.
Sobchak, de 35 años, licenciada en relaciones internacionales, es hija de Anatoli Sobchak, que fue alcalde de San Petersburgo entre 1991 y 1996, y también el jefe de Vladímir Putin, cuando éste ejerció como vicealcalde y responsable de las relaciones económicas exteriores de dicho Ayuntamiento.
Putin fue algo más que un vicealcalde, ya que organizó la salida al extranjero de Sobchak para protegerlo, cuando este político estaba en el punto de mira de la oposición que denunciaba irregularidades en el ayuntamiento. Oficialmente, Sobchak murió de un ataque al corazón en febrero de 2000 en la provincia de Kaliningrado, donde había acudido para promover la candidatura de Putin a la presidencia.
Desde su infancia Sobchak conoce a Putin con quien, junto con su madre, tiene un trato familiar. De hecho, Putin ha asistido a los actos en memoria de su antiguo jefe, tales como la inauguración de un monumento en San Petersburgo, y la ha tratado con el nombre de pila en conferencias de prensa.
Cuenta el diario El País que Sobchak se ha entrevistado recientemente con Vladímir Putin para un documental sobre su padre, y ambos se quedaron conversando más allá del rodaje, según informó entonces la prensa rusa.
Ahora, en el canal de televisión Dozhd, Sobchak ha confirmado que le había comunicado a Putin su intención de presentarse y que el jefe del Estado había dicho que “cualquier persona tiene derecho a tomar esta decisión y responsabilizarse por ella”... en opinión de Sobchak, a Putin “no le gustó” su decisión.
El miércoles, previo aviso de que iba a dar una “importante noticia”, divulgó sus intenciones. Junto a Alexei Navalni, el asesinado Borís Nemtsov, y otros políticos fue una de las líderes de las manifestaciones de protesta por las irregularidades electorales en los comicios parlamentarios y presidenciales de 2011 y 2012 respectivamente; y en mayo de 2012 estuvo detenida durante varias horas.
En una reciente entrevista nocturna, Sobchak dijo que retiraría su candidatura si Navalni es admitido como candidato a la presidencia. Con una amplia sonrisa y en tono amable, el jefe de prensa de Putin, Dmitri Peskov, opinó que “Ksenia tiene mucho talento, y ha adquirido experiencia en distintos campos en los últimos años”.
El alto funcionario se refirió a Sobchak exclusivamente por su nombre de pila y en una ocasión, sin perder la sonrisa, utilizó el diminutivo “Sksiusha”, evitando de forma sistemática pronunciar el nombre de Alexéi Navalni, uno de los aspirantes a la presidencia, que ha denunciado escándalos de corrupción en la clase política rusa y que goza de popularidad entre la juventud.
De la posibilidad de que Sobchak se presentara a las elecciones se viene hablando desde hace tiempo y ante esta eventualidad reaccionó negativamente Navalni, que viaja por todo el país en apoyo de su campaña, pese a que las autoridades ya han anunciado que no será autorizado a competir por sus antecedentes penales.
La jefa de la Comisión Electoral Central, Ella Pamfilova, ha afirmado que Navalni "aún es joven" y podrá presentarse a las elecciones después de 2028 cuando dejen de estar vigentes las limitaciones que ahora se lo impiden.
Si Putin acude a las urnas, como se espera, los comicios carecen de intriga y los politólogos que trabajan para el Kremlin desearían que esta vez fueran más animados que los anteriores, que hubiera una intriga aparente y también una mayor participación juvenil, sobre todo después de que los escolares, muchos de los cuales apoyan a Navalni, hayan salido a la calle a manifestarse por el cambio y por el relevo en la cumbre del poder en Rusia.
La presentadora de reality-shows y animados talk shows, Ksenia Sobchak, mujer ocurrente, con chispa y experiencia en los escenarios, tal vez pueda ser un buen gancho.