Galardonada como Mejor Película en la última edición de los Oscar, Spotlight, cuenta la historia del equipo de investigación del Boston Globe, y ofrece algunas reflexiones de interés sobre el trabajo del Dircom, que han sido recogidas por Ricardo Hernández, director de comunicación de Mondélez Internacional, en un interesantye artículo publicado en el diario Expansión.
Cuenta el autor que Spotlight es una película sobria, centrada en la trama hasta niveles minimalistas y construida alrededor de unos personajes muy sólidos; y defiende que aunque es una película de periodistas, sitúa al Dircom como periodista de marca.
Hernández explica en su análisis que se trata de reflexiones sobre liderazgo, actitudes y establecimiento de prioridades, tres elementos que llevaron al equipo Spotlight a un éxito sin precedentes, y contra todo pronóstico; y detalla siete reflexiones que podría extraer un profesional de la comunicación de este "oscarizado" film:
1. Para el Dircom, la credibilidad y la eficacia son imprescindibles, el carisma, no tanto
Marty Baron, editor del Boston Globe, se nos muestra como la antítesis del líder inspirador. Es un 'paracaidista' judío impuesto por la nueva propiedad del diario, en una ciudad donde ser local y católico parecen requisitos indispensables para la supervivencia. Ni siquiera destaca por su carisma o por su sentido del humor. Sin embargo, su papel es decisivo para el éxito del equipo de investigación. Y todo ello sin intervenir demasiado. Entonces, ¿cuál es la magia de Baron? ¿Qué hace? Tres cosas que constituyen todo un modelo de liderazgo: muestra el camino a su equipo, corrige el rumbo cuando es necesario y reconoce el resultado. Todo ello, a su tiempo, con precisión y dejando que su gente trabaje con autonomía. Fundamenta y razona sus decisiones y sus compañeros las aceptan sin apenas oposición. A pesar de sus credenciales, a priori tan pobres.
2. El Dircom muestra el camino... o lo crea
Baron abre nuevos caminos para su equipo. Para ello, pasa por encima de algunos dogmas. El equipo Spotlight tradicionalmente elegía sus propios temas. Baron sugiere de forma directa que dediquen un tiempo a investigar el caso de los abusos. Pero Baron aún va más allá: para que su equipo pueda trabajar, necesita reclamar judicialmente el acceso a unos documentos protegidos por decisión de un tribunal. Y para el Boston Globe esto equivale a enfrentarse judicialmente a la Archidiócesis de Boston. Una decisión que hay que pensarse dos veces. En este caso, la actuación de Marty Baron nos muestra algo útil: es posible saltarse algunas normas establecidas y generalmente aceptadas, si es por un bien mayor. Y en el Boston Globe no ha pasado nada. El equipo Spotlight y los gestores del Globe aceptan su criterio y se encuentran con uno de los mayores éxitos de su historia. Baron no ha necesitado imponer su criterio con aspavientos ni plantear batallas políticas. Pero para seguir adelante, ha tenido que construir su camino derribando un par de dogmas.
3. El Dircom corrige el rumbo, retando a su gente a pensar a lo grande
En un momento de la película, el equipo siente que tiene un tema bien armado y listo para publicar alrededor de unos pocos casos de abusos; lo suficiente como para generar una información de entidad. Entonces Baron les reta a ir más allá: con algo más de tiempo pueden demostrar que el tema es mucho más grande y existe un sistema organizado para su ocultación. Una vez más, el líder señala el camino. Y esta vez invita a su equipo a superar sus límites y pensar en algo más grande de lo que se habían planteado.
4. El Dircom reconoce el éxito y equilibra el equipo con las individualidades
En Spotlight vemos un equipo equilibrado, con una división de tareas efectiva y cohesionado. La responsabilidad de la tarea que tienen entre manos contribuye a reforzar esa cohesión, y sus integrantes se apoyan unos a otros, dudan juntos, sufren juntos. El editor de la sección, Robby Robinson, es el principal culpable de esa dinámica positiva. Orienta su trabajo con precisión y les deja un alto grado de autonomía. Es flexible ante la iniciativa de su equipo y sabe escuchar. Pero cuando tiene que imponer su criterio con firmeza ante el reportero Mike Rezendes, lo hace sin dudar. Gracias a la fortaleza del equipo y a sus relaciones bien entretejidas, la tensión se gestiona adecuadamente, como una circunstancia del trabajo, y no deja heridas a largo plazo.
5. El Dircom puede ahorrarse la maldita conversación de los recortes si consigue resultados espectaculares
Spotlight empieza hablando de recortes. Estamos en 2001 y estamos viviendo los primeros momentos de la crisis del modelo de negocio de la prensa escrita. Sabemos que el Boston Globe necesita reducir costes, y esto preocupa en la redacción. En la primera conversación que Robby Robinson tiene con Marty Baron, quien va a ser su nuevo jefe, éste reconoce que va a necesitar llevar a cabo recortes. El equipo Spotlight inicia su investigación y en la película no volvemos a oír hablar de reducciones de costes. Es cierto que 4 profesionales que consiguen un Premio Pulitzer y generan más de 600 piezas de seguimiento del tema principal forman un equipo más que rentable, lo que en otros ámbitos definimos como equipo de alto rendimiento.
6. El Dircom reclama su peso político, no se lamenta por no tenerlo
El reportero Mike Rezendes es un perro de presa en el mejor de los sentidos. Es persistente, pero no agresivo. Consigue generar simpatía y tejer relaciones de confianza. No se le resiste ni siquiera el huidizo, ultra ocupado y taciturno abogado armenio Mitchell Garabedian. ¿Cuántos Garabedians nos hemos encontrado en nuestras carreras profesionales? ¿Qué hemos hecho en esas situaciones? ¿Reenviar correos electrónicos y quejarnos de la falta de compromiso con la comunicación?
7. El Dircom trabaja el networking, pero nunca olvida cuál es su lugar
Tener una red de contactos es muy útil. Pero llega un momento en que uno debe estar en su papel. Robby Robinson es de Boston, estudió en uno de los institutos más emblemáticos de la ciudad y dirigió la sección de Local del periódico. Y aparentemente es un tipo simpático y que se relaciona bien. Ello le permite acceder a muchas personas que le resultan útil para su trabajo. Pero Robby no olvida quién es, dónde está ni cuál es su objetivo. Sus contactos le dan un acceso fácil y rápido a algunas personas clave. Sin embargo, es claro, directo y auténtico. Y ni siquiera ante sus verdaderos amigos compromete su objetivo. Ante estas reflexiones, podría pensarse que Spotlight es una hagiografía que retrata a unos seres extraordinarios que consiguen elevar su supremo sentido del deber por encima de sus debilidades humanas. Nada más lejos de la realidad. En la película de Tom McCarthy vemos duda, cansancio, enfado. Vemos historias de fracasos personales y frustración por no haber visto antes el potencial de este tema. Sin embargo, gracias a un buen liderazgo y una buena gestión del equipo, todos estos elementos, a priori negativos, se traducen en un resultado excepcional. Como dice el mismo Marty Baron tras leer el primer borrador de Rezendes, "A veces es fácil olvidar que pasamos la mayor parte del tiempo tropezando en la oscuridad, pero de repente una luz se enciende en las tinieblas".