Por su interés, reproducimos un magnífico artículo publicado en PR Noticias por Antonio Maestre, en el que se analiza la "neolengua" como un nuevo concepto utilizado para denominar la utilización del lenguaje para dominar el pensamiento de los miembros de un partido político.
La Neolengua es un concepto literario que se utilizó en la novela de Orwell 1984 y que tenía como objeto modificar la antigua lengua para dominar el pensamiento de los miembros del partido. Existen dos modos para conseguir que la gente acepte lo que le perjudique, uno es el uso de la fuerza, y el otro la persuasión, se puede persuadir de manera sutil, mediante el miedo o el engaño.
Para persuadir es necesario un uso del lenguaje adecuado que suavice las verdaderas consecuencias de las medidas a tomar. La perversión del lenguaje es la mejor manera para persuadir, para evitar levantamientos y protestas, jugamos con la idea de que el lenguaje usado adecuadamente corrompe el pensamiento y limita las reacciones posteriores.
El objetivo de la neolengua orwelliana no es crear un medio de expresión sino establecer un canal ideológico. La manera con la que los políticos usan el lenguaje busca limitar las consecuencias de los verdaderos actos que llevan implícitos esas palabras, cuando observas el verdadero contenido se asume que las palabras no son leales a los hechos.
Usar un determinado lenguaje para intentar conseguir los objetivos marcados es práctica habitual en los medios y los políticos.
El titular de El País cuándo Osama Bin Laden fue asesinado por Estados Unidos cambió la palabra asesinar, por liquidar. Parecen sinónimas, pero asesinar es matar a alguien con alevosía o premeditación, mientras que liquidar significa saldar una deuda y solo en su séptima acepción es sinónima de asesinar.
No es azar, se pervierte y retuerce el lenguaje para conseguir unos objetivos definidos. La perversión del lenguaje puede servir para ocultar circunstancias que incidan en las causas.
La palabra Cayuco fue la más usada durante las inmigraciones masivas de ciudadanos de Senegal para definir las embarcaciones con las llegaban a las costas canarias, la única vez que se ha usado el nombre específico de una embarcación en los casos de inmigración para evitar decir que son barcos de pesca, inútiles por los tratados de pesca de España y Senegal que impiden a los senegaleses usar sus cayucos para su finalidad, pescar.
Las últimas declaraciones de los miembros del gobierno hacen intuir que la neolengua se está instaurando como modo de comunicación política y un elemento más del discurso institucional. El ministro Montoro habló que las medidas que iban a tomar “no son recortes, son reformas”, la connotación no debería tener cabida en el lenguaje institucional. La palabra recorte posee un carácter negativo y sustituyéndola por reforma que implícitamente puede tener un significado positivo, se consigue modificar el discurso e influenciar al emisor.
En definitiva se trata de usar el lenguaje de forma amable para vender lo dramático y de forma exagerada para explicar las consecuencias de no tomar las medidas dramáticas que se tomarán. Hablar de austeridad u optimización de los recursos al referirse a los recortes del estado del bienestar o hablar de minijobs para nombrar trabajos basura.
Establecer el estado del bienestar como un privilegio o lujo que no es asumible en estas circunstancias. Como Dijo Soraya Saenz de Santamaría, “hoy en día quien tiene un trabajo es un privilegiado” cuando en realidad un trabajo es un derecho constitucional. Ana Mato al referirse al último caso de violencia de género termino que se acordó en la Conferencia Mundial de Mujeres de Beijing en 1995 habló de Violencia en el entorno familiar lo que provocó una gran polémica por el uso del término.
Uno de los términos más polémicos al respecto de la nueva utilización del lenguaje es sin duda el referido a la implementación de un pago accesorio en el uso de los servicios sanitarios. El llamado copago, la palabra copago, conlleva colaboración, cooperación aunar esfuerzos entre dos pagadores. La realidad es bien distinta porque se trata de pagar dos veces y solo un pagador, pagar de manera indirecta con los impuestos y de manera directa al hacer un uso efectivo del servicio.
Intentar dominar los mecanismos de seducción verbal para así transformar el pensamiento ajeno es el objetivo último de los que usan con esa intencionalidad las palabras. Alex Grijelmo al definir la seducción de las palabras habla de cómo la seducción de las palabras apela a la emoción y no a la zona racional que decodifique el contenido. Por lo que se situa en un situación de poder frente al receptor, porque el emisor conoce el valor completo de los términos que utiliza y sobre todo de los que deshecha y rechaza para seducir al emisor, como fin último persuadirlo y convencerlo.
La comunicación se realiza a través del lenguaje, y es por ello que los términos usados son lo comunicado. El uso de eufemismos es la práctica habitual durante todos los procesos históricos en los que era necesario mantener dominada a la opinión pública Joseph Goebbels usaba el termino Solución Final para hablar del exterminio judío siendo consciente que el discurso influía en la mente del receptor.
El uso del lenguaje es el único arma importante en la comunicación política, puede provocar o tranquilizar, calmar o enardecer y convencer o revolucionar. Como dijo Eduardo Galeano el derecho del patrón a despedir al obrero sin indemnización ni explicación se llama flexibilización del mercado laboral.