La campaña de marketing presidencial de Pedro Sánchez, en el disparadero

La campaña de marketing presidencial de Pedro Sánchez, en el disparadero

La Moncloa está en estado de alarma debido a la última instantánea del book fotográfico con el que el nuevo equipo presidencial ha intentado adornar la imagen del jefe del Ejecutivo. Se trata de una imágenes del nuevo presidente joven, apuesto, decidido, progresista, en excelente forma física, practicando running... Sánchez, con cariñoso gesto hacia su perra, Turca; Sánchez descendiendo de un helicóptero Super Puma; Sánchez al estilo Kennedy, con gafas de sol, dentro del Airbus y... finalmente, la gota que colmó el vaso: las manos de Sánchez en varias instantáneas consecutivas transmitiendo, según el comentario que se adjuntaba en la cuenta oficial de Presidencia en Twitter, «audacia, fuerza y decisión».

Cuenta el diario El Mundo que el presidente del Gobierno se vio superado por la avalancha de comentarios que afloraron en las redes sociales, en los pasillos del Congreso e incluso en los despachos de la Moncloa. Estupor, incredulidad, bochorno... la mezcla pronto adquirió dimensiones explosivas y amenazantes.

«Una cosa es publicitar la figura del nuevo presidente del Gobierno y otra distinta cruzar la raya y convertirlo en una vedette», lamentaban en las filas socialistas, que aseguraban no saber identificar ni la autoría intelectual ni la material de las fotos, pero daban por hecho que el community manager responsable del desaguisado había contado con el visto bueno del jefe de gabinete, el consultor y experto en márketing político, Iván Redondo.

Hasta el mismo Pedro Sánchez que, ayer, apenas se bajó en toda la mañana de la tribuna de oradores del Congreso de los Diputados, llegaron los ecos de la polémica. «Corramos un tupido velo», pidió con gesto de disgusto ante los periodistas

El presidente expresaba su malestar tras la avalancha de críticas en las redes, mientras tanto en el congreso se calificaba el despliegue fotográfico de «fuego de artificio» o «postureo insoportable».

Desde Ciudadanos lo interpretaron como un «juego de manos» al más puro estilo del ilusionista que busca distraer la atención del público de la verdad de fondo y que, en opinión de la formación que encabeza Albert Rivera, está bien a la vista y no es otra que la de un presidente que carece de programa de gobierno y, además, intenta retrasar al máximo el momento de explicar en sede parlamentaria el contenido de sus supuestos pactos con populistas, nacionalistas e independentistas.

En las filas populares se hablaba de «estrategia de márketing» claramente atribuible a Redondo, al que aseguran conocer bien por su anterior colaboración con el ex presidente de la Junta de Extremadura, José Antonio Monago, y con el propio candidato del PP en Cataluña, Xavier García Albiol. Y a ello añaden, para completar la hipótesis, la presunta colaboración del secretario de Estado de Comunicación, Miguel Ángel Oliver, buen conocedor del mundo de la imagen.

Nadie identifica al autor de la estrategia pero todos apuntan a Iván Redondo haciendo referencia a la falta de cohesión que se aprecia entre los propios miembros del Gobierno, la mayoría de ellos desconocidos entre sí y carentes de pegamento ideológico, hasta el punto de que los diferentes matices discursivos empiezan a salir a la luz: sobre el problema migratorio, sobre la financiación autonómica, sobre el acercamiento de presos, sobre el desafío catalán...

 

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