¿Por qué De Guindos cruza siempre los brazos...?

¿Por qué De Guindos cruza siempre los brazos...?

luisdeguindosLos manuales de lenguaje corporal afirman que unos brazos cruzados revelan una indubitada actitud de defensa. La querencia de Luis de Guindos por esta postura sugiere que al ministerio de Economía ha llegado el cancerbero del erario público más férreo que ningún contribuyente pudiera soñar.

En los archivos gráficos de los periódicos se cuentan por decenas las fotos que muestran al ministro en actos oficiales con los brazos apretados a la altura del diafragma, unas veces posando de frente ante la cámara, en otras ocasiones captado de rondón en conversaciones casuales con otros mandatarios.

Expuesto en un escaparate tan vigilado como el de la política de primera fila, donde hasta el menor detalle es analizado en busca de interpretaciones ocultas, deducir el mensaje que encierra el habitual gesto de De Guindos se ha convertido en uno de los pasatiempos del momento de la vida pública. ¿Qué cuentan los brazos cruzados del ministro? ¿A qué tipo de persona están protegiendo?

Cuenta el diario El Pedriódico que los expertos en comunicación no verbal son reacios a extraer conclusiones a partir de poses robadas de sus contextos. Un dedo índice apuntando al cielo puede tener muchos significados en función del tono de la conversación que lo acompañe. Sin embargo, la insistencia del titular de Economía en ese gesto permite aventurar un mensaje no verbal en su tic corporal. "Sus brazos cruzados están diciendo: 'Chico, esto es lo que hay, te pongas como te pongas'", apunta el comunicólogo José Hermida.

Según este experto en lenguaje gestual, la pose de De Guindos es coherente con el cometido que le ha tocado defender. "No solo se cruza de brazos, además los comprime mucho contra el cuerpo. Cualquiera que le viera entendería rápidamente un mensaje: esto va de apretarse", añade el autor del manual de comunicación no verbal.

Los mismos brazos cruzados que han de imponer austeridad a la población deben servir también para batirse el cobre con sus homólogos europeos. ¿Ayuda o entorpece este gesto en una negociación? "Depende. Si lo que se busca es defender a ultranza una posición, los brazos cruzados son coherentes con esa estrategia, porque suponen una barrera. Este gesto disuade al interlocutor y viene a decirle: 'Te escucho, pero difícilmente voy a dar mi brazo a torcer'", explica Antonio José Delgado, formador en lenguaje corporal y empatía a El Pariódico.

No sabemos si los brazos cruzados del ministro han dejado algún mensaje subliminal entre sus colegas del Eurogrupo con los que se reunió para solicitar una prórroga en el calendario de ajuste del déficit español "a juzgar por los resultados, parece que no", pero la suya es una pose habitual en negociaciones empresariales, aunque no tanto en las del ámbito político.

"Entre directivos, este gesto aporta contundencia y seguridad. Refleja que uno está seguro de su postura y la va a llevar a cabo", apunta Delgado. A dos meses de aterrizar en el Gobierno, De Guindos transmite aún más señales corporales del gestor empresarial que fue hasta diciembre que del político que encarna ahora.

Como hombre de empresa, el ministro tiene un perfil fácilmente identificable por los entendidos en comunicación no verbal. "Su actitud es la típica del macho alfa del mundo empresarial: un líder fuerte y duro, con determinación, acostumbrado a bregar con la competencia y los empleados", explica Hermida.

Pero en política no son esos los actores que ocupan los escenarios, ni es ese el lenguaje que suele emplearse. Ningún asesor de imagen aconsejaría a un político aparecer en público con los brazos cruzados delante de la barriga (mucho menos sobre el pecho, lo que denota enfado). Las marcas hostiles o de cerrazón están vetadas en los seminarios de telegenia que con frecuencia reciben las cúpulas de los partidos.

En este sentido, la actitud del ministro también sería coherente con el papel que le ha tocado en su viaje a la política. "Rajoy ha buscado un macho alfa técnico y curtido para resolver un problema técnico y difícil, y De Guindos es consciente de eso: no ha venido buscando la foto, sino la liquidación de un marrón. Si lo logra, su satisfacción será cosechar un nuevo éxito para añadir a los muchos que ya ha conseguido en su trayectoria profesional", entiende Hermida.

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