El Vaticano revoluciona, por fin, sus ecosistema de comunicación

El Vaticano revoluciona, por fin, sus ecosistema de comunicación

El Papa Francisco parece decicido a llevar a cabo la esperada reforma del ámbito de la comunicación en el Vaticano, lo que supondrá la modernización mediática que la Santa Sede lleva tiempo pidiendo a gritos. 

No es sólo que las estructuras sean viejas y obsoletas, que en muchos sitios de la Santa Sede aún no llegue por ejemplo la fibra óptica o que hasta hace sólo unos días en la sala de Prensa del vaticano hubiera dos televisores de los años 70; es que en muchos aspectos aún se vive en otra era. Como ejemplo de esta realidad, los especialistas destacan que cuando en marzo de 2013 Francisco fue elegido Papa, en la primera página de los motores de búsqueda de Internet no salía ninguna web del Vaticano

Cuenta el diario El Mundo que el modelo comunicacional que aún impera en la Santa Sede es unidireccional, ese en el que el Vaticano suelta su sermón y se cree que el mundo entero lo escucha embelesado. Monseñor Dario Viganó, el hombre designado por Francisco para llevar a cabo la ansiada reforma de la organización mediática vaticana, y al que puso nal frente del 'ministerio' de Comunicación que el Papa creó en junio de 2015 para realizar esa modernización, es consciente de todos esos problemas. 

El Papa decidió muy poco después de su elección crear una comisión para estudiar la reforma de los medios de comunicación vaticanos, la llamada comisión Lord Patten porque al frente de ella puso a Lord Christopher Francis Patten, ex presidente de la BBC, la radiotelevisión pública británica. 

Esa comisión redactó un documento donde puso negro sobre blanco las reformas que consideraba ineludibles; pero luego había que poner esas conclusiones en contraste con la realidad; y para eso, el Papa creó en abril de 2015 otra comisión, formada por cinco personas y con monseñor Viganó a la cabeza, para estudiar el modo de llevar a la práctica las recomendaciones de la comisión Patten

Esa comisión elaboró un proyecto que, tras presentarlo al Papa y a los cardenales, fue aprobado por unanimidad. A partir de ahí, el periodista estadounidense Greg Burke fue nombrado nuevo director de la Sala de prensa vaticana, y para vicedirectora era designada por primera vez una mujer: la española Paloma García Ovejero. Ninguno italiano, y ambos bastante jóvenes para las venerables edades que inundan el Vaticano. 

Y ya se dislumbran los primeros cambios. Por ejemplo, en la Sala de Prensa del Vaticano ya se han eliminado la inmensa mayoría de los boletines impresos en papel, por motivos económicos y por respeto a la Madre Tierra, como pide el Papa. Esos boletines ahora se envían vía email, lo que se traduce en un ahorro de casi 200.000 euros anuales.

Son 650 las personas que en total trabajan en los distintos departamentos de la Santa Sede relacionados con la comunicación, departamentos que ahora están siendo unificados. "Estamos realizando muchos cursos de formación. La doctrina social de la Iglesia nos dice que el bien más preciado de una empresa son sus recursos humanos. Así que hemos mandado a algunos de nuestros empleados a hacer másters en Periodismo Digital, en márketing... La formación es muy importante y es el segundo pilar de esta reforma en el que estamos trabajando", subraya Viganó

En realidad, lo que subyace bajo toda esta reforma es un profundo cambio de mentalidad. El Vaticano se ha dado cuenta de que en lugar del modelo comunicacional unidireccional, de arriba abajo, en el mundo digitalizado de hoy en día debe de asumir otro paradigma. "La apuesta es situar a los usuarios en primer lugar, entender quiénes son nuestros interlocutores y darles lo que quieren y lo que esperan de nosotros", explica el ministro vaticano de Comunicación. 

Ya trabajan, por ejemplo, en el desarrollo de una aplicación y un software multimedia que se materializarán en un portal multimedia con vídeo, fotos, podcast, tuits, textos, etc., en el que convergerán todos los portales distintos que ahora mismo tiene el Vaticano y en el que inicialmente concurrirán ocho redacciones de las principales áreas lingüísticas del mundo. Posteriormente, se incorporaran las redacciones en las otras lenguas. 

"Debemos enseñar a nuestros trabajadores a escribir para la Red, y eso comienza por esa inversión en formación que estamos haciendo", ha destacado Viganó, quien ha aclarado que no habrá despidos. 

En estos procesos "siempre hay oposición", admite Viganó, quien reconoce que "estamos un poco como Moisés y Aarón en el desierto: hacia atrás sabemos que no se podemos volver, pero los frutos de la tierra prometida aún no los paladeamos. Y, en esa situación, muchos se lamentaban entonces y se lamentan ahora, y yo lo entiendo. Pero el desierto es también el lugar en el que uno se purifica. Aunque, por supuesto, habrá casos patológicos de resistencia".

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